Vivo en el sector de La Esperanza desde hace ya más de 2 décadas , junto a mi familia e infinidad de aves que revolotean en mi jardín. Cuatro de los cinco hermanos que somos, elegimos com- partir en este ambiente privilegiado
En el lapso de este cuarto de siglo, hemos ido adquiriendo una gran cantidad de árboles con el fin de, en un principio, “emular” el hermoso parque que existía en la parcela de mi padre, luego por amor a la naturaleza y, finalmente, por ir embelleciendo el entorno.
Durante muchos inviernos adquirimos distintos ejemplares y en algún momento la compra anual se transformó en un paseo mágico y muy anhelado para mis dos hijas, ya que cada quien escogía libremente qué árbol traer a la casa. Así fue como llegó, entre otros, el tamarindo, el jacarandá, el pino azul, el peumo y el quillay. Y sin haberlo planificado fuimos proporcionando un hábitat ideal para atraer a las aves.
Algunos árboles, como nogales y paltos, ya existían en el predio cuando este sector era parte del fundo La Esperanza, y otros, como los acacios, fueron plantados por mi padre. Estos últimos, son reconocidos por atraer a las torcazas, quienes cambian su normal estadía nocturna en las montañas por dormir en estos acogedores árboles. Es importante señalar que los acacios son los árboles que más atraen aves diferentes como las cotorras, tordos, halcones, chunchos, tórtolas y tiuques en mi parcela
Durante muchos inviernos adquirimos distintos ejemplares y en algún momento la compra anual se transformó en un paseo mágico y muy anhelado para mis dos hijas, ya que cada quien escogía libremente qué árbol traer a la casa. Así fue como llegó, entre otros, el tamarindo, el jacarandá, el pino azul, el peumo y el quillay. Y sin haberlo planificado fuimos proporcionando un hábitat ideal para atraer a las aves.
Algunos árboles, como nogales y paltos, ya existían en el predio cuando este sector era parte del fundo La Esperanza, y otros, como los acacios, fueron plantados por mi padre. Estos últimos, son reconocidos por atraer a las torcazas, quienes cambian su normal estadía nocturna en las montañas por dormir en estos acogedores árboles. Es importante señalar que los acacios son los árboles que más atraen aves diferentes como las cotorras, tordos, halcones, chunchos, tórtolas y tiuques en mi parcela
La Esperanza es un área de la comuna de Pirque, la cual está ubicada a unos 25 kilómetros del centro de Santiago de Chile a una altura de 704 metros sobre el nivel del mar, con una superficie de 445 kms cuadrados. Constituye un sector rural y en la actualidad, está compuesto esencialmente por parcelas de agrado de 5.000 metros y algunos cultivos de nogales, alfalfa y árboles frutales, como manzanos, nogales y ciruelos.
Geográficamente es una planicie con montañas situadas al Nororiente de la comuna de Pirque, las que conservan hasta hoy en día su flora y fauna nativa.
Entre los cerros que la componen se pueden nombrar “la Pechuga de la tórtola”, “las Azules”, “el Morro”, “las Minillas” y “las Gá- rates”. Estos cerros funcionan como dormitorio de aves.Allí sobrevuelan y dormitan más de 60 especies, como las bandurrias, peucos, tencas o los chirigües. La zona alberga también un aviario (zoológico de aves), un restaurant, una hermosa medialuna donde se entrenan caballos, y caballerizas que funcionan como pensión para equinos.
Pirque es una comuna de gran belleza natural donde existe mucha diversidad de flora y fauna. Gran parte de ésta es propia de la zona central, como el peumo, el quillay y el litre, o aves como la tenca, la perdiz, y algunos mamíferos como la yaca.